Recuerdo los días bajo la lluvia
-como hoy
o como ayer-
mis zapatos mojados
correr sin paraguas
cogerte fuerte del brazo
y ponerte mi chupa en la cabeza.
Enseñaba el cuello entero
ni siquiera tenía frío,
mientras tanto
tus pies se helaban
tus orejas de cartón
empalidecían
y cambiaban el rojo por el morado,
tus anginas crecían como globos de helio
y como globos de helio
te cambiaban la voz.
Te llevé a casa.
Leche calentita,
miel
para limar tus
-mis-
asperezas,
algo de calor humano
desnuda,
sin piel y sin cerebro,
nada calló durante esa noche.
23.XII.'09